La innovación se ha convertido, no sólo en el principal factor de competitividad de las empresas, sino también en fuente de soluciones a los retos sociales y medioambientales que vivimos. La investigación está en la base de una parte relevante de la innovación, pero el talento emprendedor es imprescindible para la dinámica innovadora. Las universidades investigamos y generamos talento, tenemos en nuestra mano dos de sus ingredientes esenciales.
Pero, ¿estamos organizadas para producir innovación? ¿Tenemos capacidad para responder a la pregunta de qué podemos hacer por la innovación de empresas y otro tipo de entidades? ¿Son éstas las preguntas que guían nuestras respuestas? De esto y mucho más habla Fernando Conesa en este artículo, publicado en el blog Universídad.