El 8 de junio, el Parlamento Europeo aprobó la prohibición de la venta de vehículos con emisiones superiores a 0 gramos de CO2 por kilómetro a partir de 2035. Este es un revés importante para la protección del clima, la apertura tecnológica y la movilidad individual. El concepto “vehículo de cero emisiones” no existe, a pesar de haber sido un recurso propagandístico recurrente. La legislación vigente, y la propuesta para el futuro, únicamente cuantifica los gases que emiten los vehículos por el tubo de escape. ¿Y cómo se debería cuantificar? Analizando su ciclo de vida desde su fabricación hasta su reciclado. El CO2 es un problema global, no lo deberíamos tratar como algo local.
La electrificación es clave en la descarbonización del transporte. No hay duda. Sin embargo, hace falta tiempo de adaptación para ello, ¿son 13 años suficientes? La infraestructura de recarga actual europea debe crecer, los tiempos de recarga se deben acortar, la producción de energía se debe aumentar y ha de ser eminentemente limpia y se debe reducir la dependencia energética con otros continentes en términos de materias primas y procesado de las mismas. Así, para acelerar la transición hacia el transporte neutro en carbono, no puede haber una única tecnología ganadora: el futuro debería ser ecléctico, integrando vehículos eléctricos híbridos (HEV), híbridos enchufables (PHEV), 100% eléctricos (BEV), Fuel Cells, e-fuels, H2…
Y antes de pasar a la agenda, escucha esta entrevista que le hicieron a Antonio García en Radio Nacional, sobre la producción de baterías para coches eléctricos y la futura gigafactoría de Sagunto