Colaboración con FAO: los SIPAMs como herramienta para dar valor al territorio y a quienes lo cultivan


José María García Álvarez-Coque. Catedrático de Economía Aplicada, Universitat Politècnica de València
Cuando hablamos del futuro agroalimentario, pocas veces miramos al pasado. Sin embargo, en muchos rincones del mundo existen territorios donde la tradición agrícola ha perdurado, adaptándose al entorno y generando vida en torno a sistemas profundamente integrados con el paisaje, la biodiversidad y la cultura local. Estos son los Sistemas Importantes del Patrimonio Agrícola Mundial (SIPAM), una iniciativa de la FAO que reconoce estos espacios como modelos vivos de sostenibilidad. Representan una gran oportunidad para dar valor al territorio y fortalecer a quienes lo cultivan: las comunidades rurales.
Como presidente del Grupo de Asesoramiento Científico del programa SIPAM, he comprobado cómo esta iniciativa se ha convertido en un eje estratégico para la colaboración entre la FAO y la Universitat Politècnica de València (UPV). Nuestra alianza permite tender puentes entre la ciencia, la acción local y las políticas públicas, consolidando a la UPV y a sus titulaciones agrarias, forestales, alimentarias, ambientales, climáticas y paisajísticas como referente internacional en sostenibilidad.
¿Qué es un SIPAM?
Un SIPAM no es solo una figura de conservación, sino un reconocimiento internacional a sistemas agrícolas tradicionales que han demostrado su capacidad para producir alimentos, sostener comunidades rurales y preservar el medio ambiente. Combinan prácticas agrícolas con saberes locales, gestión sostenible de recursos naturales, cultura viva y paisajes únicos. El reconocimiento se basa en cinco criterios: producción de alimentos, conservación de la biodiversidad, conocimiento tradicional, valores culturales y paisajes singulares.
En 2019, el Regadío Histórico de l’Horta de València fue reconocido como SIPAM, bajo coordinación de la UPV y con el liderazgo de instituciones como el Tribunal de las Aguas, la Real Acequia de Moncada, el Ayuntamiento, la Diputación, la Generalitat y un amplio tejido social.
Añadir valor desde lo local
Uno de los principales aportes de los SIPAM es que revalorizan el territorio desde dentro, partiendo de prácticas campesinas, sistemas de gobernanza tradicionales y productos ligados a una historia común. Un ejemplo es la región de la Taula de Senia, donde miles de olivos milenarios han sido protegidos gracias al reconocimiento de su valor cultural y productivo. Los aceites que se obtienen de ellos son de altísima calidad y se posicionan en mercados vinculados a la gastronomía, el turismo y el consumo responsable.
Otros casos latinoamericanos como Chiloé (Chile), las chinampas de Ciudad de México, la milpa en Yucatán o el Metepantle en Tlaxcala demuestran que la combinación de biodiversidad, cultura campesina e innovación da lugar a productos y experiencias únicas. Además, estos procesos fortalecen la autoestima territorial, visibilizan el conocimiento local y pueden atraer inversiones o apoyos institucionales.
A largo plazo, el reconocimiento SIPAM puede traducirse en estrategias integradas de desarrollo territorial, que impulsen el turismo rural, la educación ambiental, la diferenciación comercial o la investigación aplicada. Algunos territorios han desarrollado incluso marcas propias, como “SIPAM Chiloé”, que identifica restaurantes, alojamientos y mercados que valoran el sistema agrícola tradicional.
Los SIPAM se fundamentan en la conservación dinámica: preservar lo esencial del sistema, pero permitiendo su evolución. Incorporan tecnología adecuada, desde sensores para el riego hasta bancos de germoplasma, sin perder su lógica local. El objetivo es que estas formas de vida continúen en condiciones dignas y sostenibles, integrando tradición, ciencia y tecnología.
Una gran oportunidad para trabajar en red
España y América Latina albergan una enorme diversidad de sistemas agrícolas tradicionales. Es urgente visibilizar estos paisajes singulares y apoyar a las comunidades que los mantienen. Sería posible crear una red de sistemas tradicionales a nivel nacional, promovida y reconocida por las autoridades agrarias estatales o autonómicas. Esto permitiría establecer un Sistema SIPAN (Sistemas Importantes del Patrimonio Agroalimentario Nacional), con potencial para ser elevado posteriormente a SIPAM. Países como China, Japón o Corea del Sur ya han constituido redes nacionales y una asociación internacional que celebra congresos anuales.
La UPV ya incorpora la elaboración de propuestas SIPAM como ejercicio práctico en titulaciones como el Máster Universitario en Ingeniería Agronómica, el Máster en Economía Agroalimentaria y el Máster en Ingeniería Bioambiental y del Paisaje. A través de estos ejercicios, el estudiantado aprende a formular planes frente a desafíos como la seguridad alimentaria, el cambio climático, la pérdida de biodiversidad o la despoblación rural.
Es una forma de ponerse en el lugar de los agricultores y reconocer su papel fundamental en la sociedad.

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