Los seis grandes retos del sistema de ciencia y tecnología español
Mónica García Melón, catedrática de la UPV e investigadora del Instituto INGENIO (CSIC-UPV)
Mónica García Melón, catedrática de la UPV e investigadora del Instituto INGENIO (CSIC-UPV) ha sido seleccionada para formar parte del Consejo Asesor de Ciencia, Tecnología e Innovación (CACTI) del Ministerio de Ciencia e Innovación. En este artículo de opinión, desgrana los que para ella son los seis grandes retos del sistema de ciencia y tecnología español, en el que Mónica lleva trabajando desde hace más de 20 años.
- Infrafinanciación. La media europea está entorno a un 2% y España en torno al 1,4 %. Hemos mejorado sustancialmente en los últimos años, pero es que la crisis del 2011-12 redujo mucho ese porcentaje y nos está costando mucho recuperarlo. He dicho la media europea, pero existen países del norte de Europa que invierten un 3,5 %. Por otro lado, las diferentes comunidades autónomas tienen maneras muy distintas de visualizar su I+D. Nos encontramos en España con enormes diferencias entre comunidades como el País Vasco, Madrid, Cataluña y Navarra, muy por encima de la media nacional, y otras como Baleares, Canarias, Ceuta y Melilla, muy lejos de la media nacional. Dado que el CACTI no solo asesoría a Ministerio de Ciencia sino también a las CCAA creo que ahí tenemos un nicho de trabajo muy interesante. La composición del CACTI es geográficamente representativa, lo que da mayor valor a sus aportaciones.
- Brecha de género. Ahí creo que tenemos dos grandes objetivos que cumplir: (1). Que involucrarse en las materias de género en las organizaciones que promueven o desarrollan la investigación no sea un asunto feminizado. La igualdad es cosa de todos y todas. (Destacando el masculino) y (2). Tenemos que incorporar la perspectiva de género en las distintas etapas del proceso de investigación e innovación. Es una práctica poco frecuente todavía, pero tanto las directivas españolas como europeas ya lo están pidiendo y tenemos que conseguir que efectivamente se lleve a la práctica.
- Retención de talento: a pesar de que en los últimos años ha habido algunos programas enfocados a ello, estos no permiten retener a nuestras promesas de la investigación más allá de 3 o 4 años. El sistema científico luego no tiene capacidad de absorberlas y vuelven a mirar a los países del centro o norte de Europa donde les ofrecen trabajos interesantes y bien remunerados.
- Fortalecer la colaboración entre los sectores público (donde se forman las personas investigadoras) y el privado. En España, las empresas no suelen emplear a doctores. En otros países como Alemania, que conozco bien a través vínculos personales y laborales, las empresas buscan a los doctores para liderar sus proyectos de investigación. Deberíamos conseguir que las empresas españolas invirtieran más en los proyectos de investigación promovidos desde la Academia y, para ello, primero deben aprender en confiar y creerse a los y las investigadores/as.
- Modificar los sistemas de evaluación de la investigación. Aquí hay un consenso creciente en que nuestros sistemas actuales no siempre reflejan nuestros valores comunes (por ejemplo, los sistemas de recompensas que fomentan el individualismo en lugar de la colaboración) y a menudo incentivan comportamientos perversos (el fenómeno de «publicar o morir»).
- Promover la cultura de ciencia abierta. Las instituciones que financian o realizan investigación pueden establecer políticas y prácticas que fomenten el acceso abierto a los datos, los resultados y la metodología de la investigación científica. Se está trabajando desde el Ministerio en ello desde hace unos años, pero el monopolio de las grandes editoriales científicas sigue allí y lo encarece muchísimo. Cuesta mucho entender por qué que las grandes instituciones científicas están pagando millones de euros a dichas editoriales.