Tomemos el liderazgo

17/05/24

Narcís Cardona. Director de iTEAM, UPV

Los próximos 20 años de iTEAM

El Instituto de Telecomunicaciones y Aplicaciones Multimedia de la Universitat Politècnica de València cumple 20 años desde su fundación, coincidiendo con el día internacional de las Telecomunicaciones. Hemos vivido estas dos décadas con pasión por la ciencia, la investigación y el desarrollo tecnológico, siempre con las miras puestas en la transferencia y la innovación, generando talento y apostando por nuestro sector industrial.  

Las Telecomunicaciones han sido desde siempre uno de los pilares en los que se asienta el progreso de la Sociedad. Ya nadie duda de su importancia estratégica, y de que la carencia en redes e infraestructuras de comunicaciones deja atrás a aquellos países y regiones en los que su despliegue es escaso. El futuro a medio plazo dibuja un escenario en el que una inmensa cantidad de dispositivos de todo tipo estarán conectados entre sí y a “la Red”. Esta situación abre muchas posibilidades para aumentar la eficiencia en la gestión de las ciudades, de las industrias, del transporte, de la logística, del consumo de energía y, en definitiva, de una Sociedad cada vez más basada en la “hiperconectividad”.  Las infraestructuras de las redes de comunicaciones son una telaraña cada vez más densa y compleja, y en la que cada vez es más complicado garantizar al mismo tiempo conectividad ubicua y seguridad, interacción rápida y privacidad, o alta velocidad y bajo consumo de energía. Ese crecimiento sostenido de las comunicaciones es lo que nos motiva a seguir en la búsqueda de nuevas tecnologías y soluciones que permitan mantener este elemento clave en nuestra civilización. Y es ese el motivo por el cual iTEAM trabaja día a día en el desarrollo de tecnologías que habiliten el futuro de las Telecomunicaciones.

Pero nuestro cometido no termina en la investigación por sí misma. No investigamos con el único objetivo de seguir investigando, y de publicar trabajos científicos, sino para crear las herramientas tecnológicas que den soluciones a los problemas del presente y anticipen las necesidades futuras. Investigamos para generar talento, para producir conocimiento, para transferir ese conocimiento, y para que finalmente el talento transforme ese conocimiento en el crecimiento de nuestro entorno industrial. Si en la Universidad no investigamos, seremos solo una academia del conocimiento pasado, y toda la cadena de valor de la transferencia de tecnología se queda sin motor.

En iTEAM, y en general en la UPV, que lleva en sus genes la transferencia de tecnología, hemos apostado siempre por los proyectos de investigación con continuidad hacia la transferencia, y por la creación de tejido empresarial con el lanzamiento de spin-offs y el apoyo a start-ups lideradas por nuestros investigadores. El ideal que nos hemos trazado es el de que nuestras investigaciones acaben en el tejido empresarial valenciano, es decir, que se exploten y rentabilicen en la Comunidad Valenciana.

He dicho en muchas ocasiones que Valencia, la Comunidad Valenciana, podría liderar este país, y en particular en el sector de las Telecomunicaciones, donde tenemos talento, emprendedores, buenas empresas consolidadas y prestigio internacional en investigación. Se da en este momento además la circunstancia de que las grandes empresas tractoras se van convirtiendo no solo en usuarios de servicios de telecomunicaciones sino en operadores a pequeña escala de sus propias redes e infraestructuras de comunicaciones. La conectividad de vehículos, máquinas, sensores y dispositivos en general, gestionada mediante redes privadas, garantiza a las grandes corporaciones seguridad y privacidad en el tratamiento y gestión de los datos. Estos nuevos actores en el sector pueden dar un impulso inédito al desarrollo de tecnologías como la 5G, las comunicaciones por satélite y las redes de fibra óptica. iTEAM es pionero mundial en fotónica programable, líder en tecnologías móviles y de comunicaciones radio, y está al frente de numerosos proyectos internacionales que en este momento definen y desarrollan las redes del futuro. Si conseguimos alinear ese conocimiento y el liderazgo internacional en investigación con el potencial de las empresas de nuestro tejido empresarial, podemos ponernos al frente de las Telecomunicaciones en España.    

Pero llegar a esa alineación del conocimiento con el entorno industrial exige trazar una ruta que no es ni corta ni exenta de riesgos. ¿Se trata de financiación? Sí, claro, pero la ciencia, la investigación, el desarrollo tecnológico, la innovación, la transferencia de tecnología, el emprendimiento y la competitividad empresarial deben recibir no solo financiación, sino instrumentos jurídicos y administrativos para poder desarrollarse y consolidarse en nuestro entorno. Creo que muy especialmente es necesaria una coordinación que defina y mantenga los vínculos de la ruta que va desde la más incipiente investigación científica hasta la creación y consolidación de tejido empresarial basado en nuestra propia ciencia y tecnología.

El presente de la empresa valenciana se puede reforzar, pero el futuro de nuestro tejido empresarial está por hacer, y todos los agentes de nuestro sistema deberían estar implicados en su desarrollo, empezando por canalizar la excelencia científica de nuestros investigadores hacia dicho futuro, evitando ya no solo la fuga de talento, sino la fuga de resultados científicos, mucho más valiosa si cabe. La excelencia científica se mide y debe medir por indicadores de producción científica, pero su eficacia solo es medible cuando produce retornos en forma de tejido empresarial a largo plazo.

Ciencia y Universidades

La investigación científica y tecnológica se desarrolla en un altísimo porcentaje en las Universidades. Esto hace que el ecosistema en el que los investigadores trabajan es un entorno académico, ideal para la transferencia de conocimiento, pero endogámico por naturaleza estatutaria, de régimen de funcionamiento y, sobre todo, por el modelo de financiación, basado principalmente en créditos matriculados. Debemos dar a las universidades las herramientas jurídicas y administrativas que les permitan ordenar y organizar correctamente las actividades y la ejecución de proyectos de investigación, e incentivarlas (o desincentivarlas de lo contrario) a tener claramente establecida una estrategia de investigación con medios de gestión y estructuras internas sólidas, no dependientes de la actividad docente y no condicionadas por ésta. Debemos procurar que las universidades incentiven a investigadores de éxito a permanecer en sus filas, y a que reconozcan a aquéllos que generan retornos para la institución, tanto científicos como de transferencia de tecnología y, por tanto, de autofinanciación de la actividad investigadora, en particular a quienes atraen fondos de programas europeos y de carácter internacional.  

Ciencia para crear tejido productivo

La ciencia necesita tres cosas fundamentales: excelencia, estabilidad curricular (carrera científica) y competitividad para la consecución de fondos de financiación. A cambio, la ciencia debe generar retornos, no solo para su propia financiación sino en forma de resultados transferidos a la industria.

La estrategia que creo que debería abordarse en la financiación de la investigación científica es, en primer lugar, hacerla más competitiva y estable, e inmediatamente después proveer los mecanismos para que sus resultados se aprovechen en primera opción en el tejido empresarial local, bien por la absorción desde la industria ya existente, reforzando con ello su competitividad, o bien mediante la creación de nuevo tejido empresarial, aprovechando el enorme tirón que el emprendimiento y su financiación está teniendo en la Comunidad Valenciana.

Una forma de entender el proceso que va desde la investigación científica hasta la competitividad empresarial es vincular todos los procesos entre ambos al esquema de TRL (Technology Readiness Level) usado actualmente en ámbitos de empresa y desde el programa marco H2020. El esquema TRL considera 9 niveles en el estado de la tecnología antes de estar lista para entrar en el mercado, desde TRL1 hasta TRL9.  Para que tenga sentido la inclusión de la ciencia básica y de la empresa en este esquema, añado en este texto dos niveles: TRL0 (Ciencia básica, teórica) y TRL10 (producto en explotación comercial)

Cada uno de estos 11 niveles se financia de diversas formas, produce distinto tipo de resultados, es ejecutado por distintos actores y se vincula con el nivel siguiente mediante mecanismos de evolución o de transferencia, que en principio deberían encadenarse en el tiempo desde TRL0 hasta TRL10. Desgraciadamente, un porcentaje alto de la inversión que se hace en TRL0 no transciende a niveles superiores, es decir, no llega a producir y explotarse como producto empresarial en la región o país donde se ha creado, y es el caso de la Comunidad Valenciana. En parte este efecto es normal, ya que la investigación tiene un carácter exploratorio, y no todos los experimentos e hipótesis llegan a conclusiones que permitan crear nuevas tecnologías o procesos. Pero en un porcentaje alto, difícil de estimar y distinto para cada disciplina, muchos resultados se quedan en publicaciones científicas que alimentan otros entornos productivos donde la capacidad de desarrollo tecnológico es mayor, o en transferencia a entidades o empresas de otros países. Por otra parte, la creciente cantidad de start-ups que se están creando en la CV, y para las que sigue habiendo disponibilidad de inversión, a tenor de la búsqueda constante que realizan los fondos de inversión locales, se basan en tecnologías rara vez desarrolladas en nuestro entorno próximo. Esto genera unos resultados a corto/medio plazo para los inversores, que suelen acelerar, invertir y vender su participación en una media de 5 años, que vuelven a invertir en la búsqueda de nuevas ideas de negocio basadas en tecnología, en un ciclo que está tirando mu poco en este momento de la I+D+i local y que está generando escaso tejido empresarial y añadiendo poca competitividad a nuestra región, al venderse las empresas de éxito por lo general a empresas multinacionales extranjeras.  Si este motor de innovación que tenemos en la Comunidad Valenciana se engranase con la I+D y con la empresa tradicional, o con nuevo tejido empresarial, el potencial de las inversiones públicas y privadas se multiplicaría.

Alinear las fortalezas de nuestro sistema

Además de las fugas de talento, conocimiento y resultados de innovación mencionados, en la actualidad se produce además una desalineación de los distintos niveles de TRL en nuestro tejido científico-innovador-productivo, que hace poco eficientes las inversiones en cada uno de los tramos, en cada uno de los TRL. Así, la financiación a nuestro sistema ciencia-tecnología-empresa debería reforzar el origen (la I+D) y alinear el camino (hasta TRL10), con más inversión en las transferencias entre niveles TRL que en los propios TRL, para los que existen otros instrumentos más potentes en Europa y a nivel nacional, y para los que lo mejor que podemos hacer por nuestros investigadores, tecnólogos y empresas es ayudarles a ser competitivos en la consecución de dichos fondos.

Fugas y desalineación del sistema de transferencia ciencia-industria

Un caso significativo y visible de desalineación de TRLs es el de las antes mencionadas start-up, que nacen en un porcentaje muy alto con bases tecnológicas débiles o adquiridas de terceros, como por ejemplo todas las basadas en software o en tecnología electrónica previamente patentada por multinacionales. La inversión a estas start-up llega entonces en un estadio TRL alto, TRL5 o más, rara vez se baja a tecnología por desarrollar (TRL3) y casi nunca -salvo en pocos casos de spin-off universitarias-, a niveles TRL2. El ciclo de inversión en start-ups es muy potente, pero ni utiliza casi nunca una base tecnológica propia, valenciana, ni deja a su fin un tejido empresarial reforzado. Si se consiguiera integrar este bucle de emprendimiento y su enorme potencial financiero en la cadena ciencia-empresa conseguiríamos tirar de nuestra ciencia hacia la innovación y de ésta hacia la consolidación de tejido empresarial.  

La ciencia excelente… ¿es eficiente?

Es también evidente en dicha falta de alineamiento de TRLs el caso de la ciencia e investigación. Los parámetros en los que se mide la calidad científica se basan en publicaciones y sus citas. Podemos tomar el liderazgo científico en diversas temáticas, y de hecho en nuestro territorio tenemos un buen número de investigadores líderes en sus campos en base a dichas métricas. El efecto que tiene dicho liderazgo “académico” provoca que los resultados casi nunca se protegen, sino que se publican, a escala mundial, de modo que cualquier otro país puede desarrollar a partir de ellos nuevas tecnologías. Las patentes, y su valoración en la evaluación de resultados científicos y de investigación, son el instrumento de protección (no bloqueante para la publicación posterior de artículos) que debería estar más integrado en los procesos de I+D en las Universidades y Centros de Investigación. Los centros de I+D más prestigiosos del mundo son aquéllos que más patentan, además de los que más publican. Si los resultados científicos no terminan en patentes que puedan ser recogidas para su explotación en innovación y tejido empresarial a largo plazo, nos dan excelencia, pero solo excelencia.

Por otra parte, los investigadores ven sus proyectos financiados como unidades finalistas, acotadas en el tiempo; es decir, no pueden establecer una estrategia de investigación en base a una previsión a largo plazo, y por ello los ciclos de investigación-publicación de resultados son cortos y el objetivo del investigador casi constante es la redacción de propuestas, la solicitud de financiación, no dando continuidad a los resultados hacia estadios TRL siguientes, hacia la innovación. Este efecto sucede en todos los programas, desde los europeos hasta los autonómicos, y es entendible por la propia naturaleza de los fondos de los que se nutren, también adjudicados a la ciencia por anualidades o, en el mejor caso, por legislaturas. No hay una solución a este asunto que no pase por un pacto por la Ciencia, que corresponde debatir en el plano político.

Innovación y empresas tractoras

Aunque en algunas materias se produce la transferencia de tecnología desde centros de investigación a institutos tecnológicos o a empresas de nuestro entorno, el mayor volumen de los contratos de transferencia se realiza con empresas que no están en nuestro territorio. Nuestro tejido productivo tradicional innova para sobrevivir, pero ni lo hace al ritmo que podría hacerlo ni lo hace apenas en base a tecnología local. El puente que hay entre ciencia e innovación y entre ésta y la empresa valenciana es estrecho. Como en el caso citado de las start-ups, muchas de las innovaciones se basan en tecnología de terceros países, y muchas de las empresas renuevan sus procesos y tecnologías con innovaciones también de terceros. No se puede imponer a las empresas ni a los centros tecnológicos un vínculo forzado, ni una obligación de absorber resultados de I+D local, pero sí se pueden poner los mecanismos para que la ciencia propia llegue a la empresa propia, con incentivos o programas específicos. De nuevo, la tracción de las start-up y el colectivo de inversores de la CV debería estar en este camino ensanchando dicho puente Ciencia-Empresa.

A pesar de que la financiación pública ha identificado áreas de interés estratégico en diversos programas, el impulso a dichas áreas carece de continuidad para que la ciencia se transforme en resultados en la sociedad en periodos de tiempo aceptables. Creo que es necesario evitar la homogeneidad en la financiación de I+D, determinando en qué disciplinas científicas somos líderes, que no son pocas, y apoyar intensamente la financiación de la ruta hacia la innovación y creación de tejido empresarial, evitando la fuga de resultados antes citada. Al mismo tiempo cabría determinar en qué campos empresariales somos líderes y apoyar la ruta inversa, es decir, tirar de los desarrollos tecnológicos, de la ciencia y la investigación que los genera, reforzando para hacer excelentes aquéllos campos de investigación relacionados con nuestras industrias tractoras.

El Instituto Universitario de Telecomunicaciones y Aplicaciones Multimedia de la UPV afronta su tercera década de existencia con la intención de mantener la excelencia en investigación, formar el mayor número posible de expertos en nuevas tecnologías de comunicaciones, seguir aportando resultados transferibles, y efectivamente transferirlos al tejido industrial valenciano. Nos avala ser el centro de I+D universitario con mayor número de investigadores en nuestro campo, liderar la consecución de retornos de proyectos competitivos y de producción de la UPV, y el reconocimiento internacional, tanto individual como colectivo que hemos acuñado en estos 20 primeros años de vida. Nos motiva conseguir que la ciencia excelente se transforme en bienestar y progreso de nuestra Comunidad Valenciana. Alineemos nuestras fortalezas, tomemos el liderazgo.