El futuro de nuestros ríos
Miguel Ángel Pérez Martín. Investigador del Instituto Instituto Universitario de Investigación de Ingeniería del Agua y Medio Ambiente
El área mediterránea es una de las áreas más vulnerables al cambio climático. En el mediterráneo todos los escenarios de cambio climático pronostican que se producirá una doble combinación, por un lado, habrá un incremento de la temperatura como en el resto del planeta y, por otro lado, se prevé un descenso en la precipitación.
La temperatura subirá entre 2 y 2.5ºC en el mejor de los escenarios y podría llegar a subir 4º-4.5ºC en el peor de los escenarios a finales de siglo. Por su parte la precipitación se reducirá un 10% en el mejor de los escenarios pudiendo llegar a un 20% en el peor de los escenarios también a finales de siglo. Esta combinación hará que los caudales naturales de los ríos se reduzcan desde un 20% hasta un 35%.
El cambio climático es una amenaza muy importante para el medioambiente incluidos ríos, lagos y humedales y para las actividades económicas dependientes del uso de agua. La reducción de caudales naturales y el incremento de la temperatura del agua son algunas de las principales amenazas para los ecosistemas fluviales debidos al cambio climático.
Aproximadamente el 80% de las derivaciones de agua se destinan al regadío, en un contexto de reducción de recursos naturales es esencial la mejora en los sistemas de suministro de agua, urbana y en especial el agrícola, lo que a su vez permitirá reducir la cantidad de agua bruta derivada desde el origen y mantener así una mayor cantidad de agua en muchos tramos de río. De esta forma, el incremento en la eficiencia de riego es una medida que contribuirá a mantener por una parte una mayor cantidad de agua natural en origen y evitará, por otra parte, el retorno de aguas cargadas de nutrientes y otros contaminantes a los ríos, humedales y acuíferos, que contaminan de nitrato los acuíferos y contribuyen a la eutrofización de ríos y humedales.
El incremento de temperatura del aire se trasladará a un incremento de temperatura del agua modificando el ecosistema, reduciendo el hábitat disponible para especies de aguas frías, como la trucha común, afectando significativamente a los macroinvertebrados, y por tanto a toda la cadena trófica, y reduciendo el contenido de oxígeno en el agua. Es necesario desarrollar medidas de adaptación en los ríos para evitar un impacto significativo en los ecosistemas fluviales debido al incremento de la temperatura del agua.
La restauración fluvial de los ríos generando mayor area de sombra es la principal medida de adaptación. Esta medida mejorará el ecosistema fluvial incrementando los hábitats disponibles y los refugios para las especies y, además, puede compensar el incremento en la temperatura del aire debido al cambio climático. Cada aumento del 10% en el area sombreada puede reducir en 1ºC la temperatura del agua.
Por otra parte, la gestión de sueltas de agua de los embalses debe incorporar la temperatura del agua como variable de decisión para conseguir la temperatura del agua adecuada de los tramos de río situados aguas abajo de los embalses. Esto se puede conseguir incorporando las infraestructuras necesarias para seleccionar la altura de captación del agua en el embalse y la adecuada oxigenación de las salidas de agua de los embalses.
La preservación de los ecosistemas fluviales y la gestión del agua tiene unos grandísimos retos en los próximos años. El futuro de nuestros ríos esta en manos de las medidas de adaptación que empecemos a implementar en la actualidad.