La 5G se convertirá en el motor del “internet de las cosas”. Entrevista a Narcís Cardona
(Fuente: Comisión Europea) La industria privada, los centros de investigación y las autoridades públicas de la UE se han unido para liderar el proceso de desarrollo de la nueva generación de comunicaciones 5G. El investigador de la UPV, Narcís Cardona, es uno de los expertos que trabaja en el internet móvil del futuro para desarrollar el 5G. Un proyecto prioritario para la UE que recuperará así, el liderazgo mundial en esta tecnología. Recientemente la CE ha firmado un acuerdo con Corea del Sur, para liderar el nuevo “internet de las cosas”.
– Le preguntamos a Narcís Cardona ¿Qué es la tecnología 5G?
Será la tercera revolución tecnológica. Hasta ahora ha habido dos revoluciones, a principios de la década de los 90, apareció el teléfono digital que permitía estar conectados con un aparato que se podía llevar en el bolsillo. Entre 2009 y 2010 aparecieron las pantallas táctiles y eso hizo crecer muy rápido el teléfono móvil. Este boom tan grande ha facilitado que haya millones de datos circulando lo que dificulta ofrecer un servicio que sostenga todo ese flujo de información. El escenario que esperamos en 5G es que no solo tendremos un teléfono o una tablet, sino que habrá otros dispositivos a los que estaremos conectados, como unas gafas adaptadas, sensores para controlar la medicación a los enfermos, la temperatura de la casa, etc…. Le llamamos el “internet de las cosas inalámbricas”, porque todo está conectadosin hilos. Cualquier cosa puede conectarse con nosotros. Eso es el 5G, tener conectividad con cualquier dispositivo, no solo con el teléfono. Hablamos de escenarios. En un estadio de fútbol miles de personas están conectadas por teléfonos, en las calles los vehículos van a estar conectados no solo con internet,sino también a otros coches con los que puedan intercambiarse datos entre sí. Todo objeto que tenga algún circuito electrónico podrá estar conectado. Eso va a ser muy importante también en el ámbito de la medicina, donde se va a poder monitorizar a una persona que necesita estar controladaremotamente.
– ¿Qué es lo más complicado para los ingenieros?
La tecnología 5G todavía no existe como tal. Estamos discutiendo o analizando posibles fórmulas y los componentes para desarrollar esta tecnología. Hemos de decidir cómo tiene que ser, que hay que cambiar en las redes, en los teléfonos, en las frecuencias del espectro radioeléctrico. Todo eso se va a decidir a partir de 2015, porque en abril del año que viene finaliza el proyecto METIS, como la mayoría de proyectos del Séptimo Programa Marco de la UE para la I+D (el antecesor de Horizonte 2020) , y en otoño se celebrará la Conferencia Mundial de Telecomunicaciones, la última fue en el 2012, y en esa reunión, los organismos de regulación tienen que decidir cómo se utilizarán las frecuencias y para qué se usarán. Hay que especificar todo eso porque será nuestro marco de trabajo para la siguiente década.
– ¿Qué puede significar este liderazgo para Europa?
En el momento en que apareció la 2G, la segunda generación en GSM, Europa era líder mundial en la tecnología de industria de terminales de comunicaciones móviles y redes, porque era la única región del mundo que adoptó un mismo estándar de móviles que se convirtió en universal. Ese liderazgo se perdió porque no se volvió a llegar a un acuerdo común para unificar criterios en las siguientes generaciones de telefonía móvil. Ahora hay una conciencia de que el mercado es global, tanto para fabricantes como para consumidores, y por tanto es necesario ponerse de acuerdo. Eso es lo que nos puede llevar de nuevo al liderazgo. Estamos hablando de un horizonte de 8 años y debemos poner las bases de la nueva tecnología para que las empresas puedan posicionarse con tiempo y desarrollar ciertos niveles de competencia. La industria europea necesita volver a ese consenso de hace casi 20 años. Hay que tener en cuenta que Nokia, Erikson, Alcatel y Siemens eran líderes y ahora sobreviven en algunos sectores.
– ¿Colaborar con otros países y otros continentes, como el acuerdo que acaba de firmar la UE con Corea, que aporta?
Es imprescindible para nosotros. En COST, participan científicos de Japón, Corea, China, América, Europa… en cada región hay unas habilidades distintas, en diferentes ámbitos que se complementan y eso para las redes de comunicación es imprescindible. No todos somos expertos en todo, siempre encuentras a alguien más experto que tú en alguna parte del mundo. Esa complementariedad es buena, porque hay mucha diversidad. Incluso en la manera de trabajar somos diferentes. Por ejemplo en Europa cuando desarrollamos un proyecto somos muy lineales, primero especificamos la investigación, detallamos cada paso del protocolo y cuando está sobre el papel comenzamos a fabricar el producto en cuestión. En Estados Unidos tienen la idea y la realizan, después la especifican sobre el papel o la van cambiando si necesita retoques. Además en este convenio entre la UE y Corea, el país asiático va a aportar su potencial en producción de terminales, que es la sección en la que ellos son muy buenos.
– ¿Cómo participa la UPV?
Nosotros trabajamos sobre la evolución del acceso a radio, centrándonos en el enlace entre el terminal y la estación base. Hay que hacerlos más eficientes, manteniendo una baja potencia y reduciendo gastos de consumo, mejorando también la calidad. Estamos centrados en la gestión del espectro radioeléctrico, como gestionar las bandas de frecuencia que se liberan de la televisión y se reutilizan para móviles, evaluamos si eso genera problemas, también comprobamos si pueden coexistir la televisión y el móvil en la misma zona del espectro.
– Muchos aparatos, muchos productos. Eso supone un gasto importante en materias primas y grandes emisiones de carbono, y uno de los objetivos de la Comisión Europea es reducir los efectos del cambio climático. ¿La 5G va a ayudar a reducir las partículas contaminantes?
Estamos hablando de multiplicar por 10 la cantidad de datos que circulan, eso supondría multiplicar por 10 la energía y el consumo. Se realizan muchas investigaciones para calcular qué volumen de datos podemos regular si utilizamos la misma energía que ahora. Algunos productos van a ser menos contaminantes. Por ejemplo, las estaciones base o las antenas telefónicas, consumen una potencia grande y están encima de un edificio que se tiene que refrigerar. Hemos de conseguir que esas antenas puedan estar en la calle, para que a la hora de conectarse, el teléfono consuma menos que en la actualidad. Hay que ser eficientes y reducir el número de elementos de alto consumo que hay en la red. En ese campo, al que llamamos “redes móviles sostenibles”, hay un ejército de expertos trabajando en Europa.
– Ese volumen de teléfonos móviles, significa también un aumento notable en el tráfico de datos personales. Ahí entramos en una de las críticas que existen actualmente y es el del control de la información personal, de la intimidad. ¿Con todo interconectado, cómo se evita el control a los ciudadanos?
La tecnología siempre viaja más rápida que las leyes, y una de las cosas que se está estudiando es cómo evitar el control de tus datos, o de tus sensores para que no puedan llegar a un tercero. Nuevos sistemas, algoritmos, software y dispositivos deben garantizar la prioridad de los datos y la seguridad, también evitar la suplantación de identidades. Eso es imposible garantizarlo solo con la tecnología, tendrán que ser además los legisladores quienes regulen el uso de la tecnología para que esos datos no transciendan.