Nuevo sistema para evitar los atascos en rotondas

12/04/17

Un equipo de investigadores de la Universitat Politècnica de València (UPV) ha presentado una guía de uso de un sistema inteligente de transporte para rotondas que podría reducir los atascos de manera significativa.

Ya en uso en Australia y en algunas incorporaciones a autopistas, el método consiste en la detección de largas aglomeraciones de vehículos mediante dispositivos magnéticos ubicados bajo la calzada, y la consiguiente activación de un semáforo dosificador del tráfico en otro acceso menos congestionado.

Limitaciones medioambientales y/o presupuestarias a otras alternativas

Las rotondas, también denominadas glorietas, son construcciones circulatorias creadas para poder rebasar un cruce de carreteras sin necesidad de poner semáforos o stops en todos los accesos. No obstante, si los flujos de tráfico no están equilibrados, se producen demoras y largas filas de vehículos en algunas entradas, aumentando la tensión en los conductores.

Para resolver el problema, los ingenieros suelen optar por ampliar la rotonda y su número de carriles, construir giros directos a la derecha, convertir la glorieta en una intersección con semáforos o incluso crear enlaces a distinto nivel. Sin embargo, todas estas soluciones son constructivas y, a menudo, no se pueden llevar a cabo por limitaciones medioambientales y/o presupuestarias.

Ramp meter, el sistema inteligente de transporte

Para estos casos, investigadores de la UPV plantean el uso del citado sistema inteligente de transporte, denominado ramp meter, que ya se utiliza en los accesos a algunas autovías y autopistas extranjeras para dosificar el número de vehículos que se incorporan a la vía principal cuando está congestionada. Su propuesta es aplicarlo, mediante una metodología propia, en las rotondas.

Mariló Martín-Gasulla, la autora principal de la investigación, explica que «la demanda del acceso principal más cargado se controlaría con lo que se llama un detector de colas -dispositivo magnético situado dentro del asfalto para detectar los coches- que, a su vez, se conecta a un semáforo inteligente situado en otro acceso menos congestionado que bloquea al primero».

Una reducción de hasta en un 60% de las colas

«De esta forma -añade Martín-Gasulla-, mediante programación, se pueden generar huecos más largos en el anillo para que los aprovechen tanto los conductores de la vía más atascada como los del resto de entradas, agilizando así la circulación y mejorando la operatividad global de la rotonda. Todo ello permite reducir las demoras hasta en un 60%».

Uso de datos reales en una rotonda de El Saler (Valencia)

Para llevar a cabo el estudio, que ha sido publicado en la revista Transportation Research Record, los autores utilizaron datos reales de tráfico registrados en una rotonda de El Saler (Valencia) y técnicas de microsimulación.

Posteriormente, desarrollaron un modelo gráfico y una guía para que los ingenieros o gestores viales puedan implementar este sistema inteligente, similar al que ya se utiliza en Australia y algunas glorietas de los Estados Unidos. Su coste aproximado es de 14.300 euros.

En todo caso, los autores inciden en que no se trata de crear una intersección con semáforos, sino de utilizar alguno en casos puntuales de necesidad. El sistema se optimiza programando unos tiempos mínimos de luz verde (o apagada) y roja, así como un tiempo máximo de esta última para no retener demasiado a los conductores del acceso dosificado.

Disminuye las emisiones de contaminantes

Martín-Gasulla, que ahora realiza su doctorado en la Universidad de Florida (Estados Unidos), explica, «finalmente, se consigue un equilibrio del sistema basado en los datos que se reciben del acceso controlado, reduciendo la demora y la longitud de la cola, lo que, además, ayuda a disminuir las emisiones contaminantes, ya que el conductor para menos veces y durante menos tiempo».

De momento, el sistema propuesto está enfocado a rotondas localizadas en España de un solo carril en cada acceso, aunque se podría ampliar a más. «Cualquier extrapolación a otro entorno podría tener imprecisiones -señala la autora-, porque el comportamiento de los conductores cambia notablemente de un país a otro. Más aun teniendo en cuenta que la proliferación de glorietas en España supone que aquí hay un mayor nivel de conocimiento a la hora de circular por ellas, con maniobras más eficientes y agresivas que en otros países».