Sobre el futuro de la ganadería

30/06/23

Agustín Blasco

Agustín Blasco. Investigador Instituto Universitario de Ciencia y Tecnología Animal (ICTA) de la Universitat Politècnica de València

El objetivo principal de la ganadería ha sido aumentar la productividad para hacer alimentos baratos. Actualmente han aparecido objetivos nuevos debido a la nueva sensibilidad hacia problemas como el calentamiento global o el bienestar animal.

Para el ministro de consumo, la contaminación se reduce disminuyendo la producción intensiva y aumentando la extensiva en verdes praderas en las que las terneras son, además, felices. La realidad parece ser más bien diferente. Según la FAO el consumo de carne de vacuno u ovino extensivo es marginal; en el mundo más del 70% de la carne consumida proviene del pollo y el cerdo, y en Europa la ternera proviene en su mayor parte de vacas de leche en producción intensiva, el vacuno de carne en praderas es más bien marginal. Sin embargo, también según la FAO, el vacuno y el ovino son responsables de tres cuartas partes de los gases de efecto invernadero.

Volviendo al grueso de la producción de carne, pollo y cerdo, la FAO recomienda mejorar la eficiencia alimentaria y la productividad para mejorar la huella de carbono. La razón es que un pollo o un cerdo en explotación intensiva contamina mucho menos por kg de pollo o de cerdo que en explotación extensiva. Si un pollo en explotación extensiva necesita 5 meses para llegar al peso comercial y un pollo en explotación intensiva necesita mes y medio, los otros tres meses y medio que tarda el pollo extensivo en llegar al peso comercial se los pasa contaminando por heces, orina y respiración.

Sin embargo, la explotación intensiva tiene la mala reputación de afectar negativamente al bienestar de los animales. Esto depende del tipo de explotación; hay explotaciones extensivas en donde el bienestar es terrible. Recientemente me comentaba un ganadero en Uruguay que, al llegar el verano, y con la sequía, evaluaban el dinero que les costaba sacar agua de los pozos y decidían a cuantas vacas iban a dejar morir de sed, para que el resultado económico fuera favorable. Yo he visto en Australia cómo se despellejaba a las ovejas en un área de un palmo alrededor del ano para evitar los ataques de los insectos. El sistema extensivo significa en muchas ocasiones ataques de parásitos e insectos, hambre, muerte por frío o inanición, y condiciones de vida durísimas para el ganado. El cerdo ibérico en montanera es un animal estresado que no siempre encuentra la comida que necesita. En sistemas intensivos hay también problemas de bienestar, pero debido a la estricta legislación europea y anglosajona, las condiciones de vida de los animales son hoy en día correctas, mejores que las que pueden encontrar en la naturaleza o en otros sistemas; esto es algo reconocido hasta por las asociaciones en defensa de los animales.

Aunque puede que estos problemas acaben pronto con la difusión de la carne producida por cultivos celulares. Esta no es un sustituto de la carne, es carne auténtica, de solomillo de ternera, de pechuga de pollo, y el precio empieza a ser asequible (una pechuga de pollo puede costar 6 €) y bajará con la industrialización de estos productos. En el futuro probable que tus nietos te pregunten de dónde sacabas la leche que bebías de joven y se horroricen cuando les digas que de las mamas de las vacas…😊

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